La Balkenkreuz, el emblema de las unidades militares alemanas
Como es lógico, el Heer o Ejército de Tierra, era la espina dorsal de la Wehrmacht, y como tal, se llevaba la parte del león de los recursos militares. Desde que en 1935 fuera reactivado el servicio militar obligatorio, las cifras de efectivos crecieron desde los 100.000 hombres de 1934 al 1.600.000 de Agosto de 1939. También el Heer se había beneficiado de muchos de los numerosos y ambiciosos programas armamentísticos puestos en marcha por el gobierno nazi con la colaboración de los trusts industriales.
Organizativamente, y solo en teoría, el Heer dependía del OKW, pero lo cierto es que creó su propio mando independiente, el OKH. Durante toda la guerra, la coordinación entre las diversas ramas militares alemanas fue, sin lugar a dudas, un desastre. Entre 1938 y finales de 1941 el comandante del OKH fue Walther von Brauchitsch, quien desde ese cargo vería las grandes victorias de la Wehrmacht durante los dos primeros años de contienda.
En teoría, en tiempo de paz el Heer contaba con 600.000 hombres encuadrados en 51 divisiones. En caso de guerra, esos números debían de duplicarse a través de la movilización general. Lo cierto es que en Agosto de 1939, cuando la guerra era ya inminente, el Heer contaba ya con 1.600.000 hombres, encuadrados en 80 divisiones (62 de infantería, 4 de montaña, 6 panzer, 4 mecanizadas y 4 motorizadas). Ocho meses más tarde, contaba con 2.500.000 soldados en 137 divisiones.
En teoría, la división típica alemana de 1939 encuadraba a tres regimientos de la misma arma, un regimiento de artillería ligera, uno o varios grupos de artillería pesada, un batallón de ingenieros y unidades complementarias de Cazadores de carros, de Transportes, de Exploración, de Sanidad e Intendencia. Cada regimiento de infantería se componía, a su vez, de la Plana Mayor, una Sección de Transmisiones, una Sección montada, una Sección de Ingenieros, tres batallones (a base de tres compañías de fusiles y una de ametralladoras), una compañía de artillería de acompañamiento, otra de defensa contra carros y una columna ligera de municiones (según Priego-López). Rara vez se verían estos efectivos completos, no solo en la Wehrmacht, sino en todos los contendientes.
En cuanto al material, el soldado de infantería alemán de 1939 usaba el fusil Mauser K98, una excelente arma que fue producida durante toda la contienda y usada por los países del Eje y otros durante y después de la guerra. El subfusil MP-38 había empezado a recibirse al empezar la guerra, y no fue usado masivamente hasta meses más tarde. En cuanto a las ametralladoras, la más usual en las filas alemanas era la MG-34. Habría que esperar hasta 1942 para que se adoptara la MG-42, la mejor ametralladora de todos los tiempos. En 1939 y siempre en teoría, la división alemana de infantería poseía 735 ametralladoras.
En cuanto a la defensa anticarro, los alemanes usaban el cañón Pak-36 de 37 mm., agrupados en compañías (una por regimiento) de 12 cañones cada una. Complementariamente, el soldado alemán podía utilizar el rifle anticarro Panzerbusche 38/39, capaz de perforar 30 mm. de blindaje. Aun habría que esperar al famosísimo Panzerfaust.
En cuanto a la artillería, era uno de los campos en los que los alemanes se sentían más orgullosos. Las factorías Krupp de cañones eran aun motivo de orgullo nacional. La pieza de artillería más usada era el leFH-18 de 105 mm., aunque también se disponían de piezas más pesadas de 155 mm. En cuanto a los antiaéreos, en 1939 ni ellos mismos lo sabían, pero los alemanes ya contaban con el magnífico Flak-88 de 88 mm., una de los mejores piezas producidas durante la Guerra, y que más adelante sería utilizado como cañón contracarro con óptimos resultados.
Como ya expuse en el post anterior, las actitudes de la oficialidad germana llevó a desdeñar las labores de logística. Sin duda, ese fue el principal problema alemán durante los primeros años de guerra, y a punto estuvo de costarles alguna que otra victoria. Hasta bien entrado 1942 el principal medio de transporte para enviar municiones y suministros al frente era la carreta de caballos, lo cual era todo un impedimento en la época de los blindados. El servicio ferroviario alemán resultó ser un desastre organizativo, a lo que hay que sumar los sabotajes de los diversos grupos partisanos, los problemas con las vías de suministros locales (sobre todo en Rusia) y en los dos últimos años de guerra los ataques aéreos contra las vías de comunicación en Alemania.
Hay que hacer especial mención a las fuerzas acorazadas alemanas, las famosas Panzertruppen. A nivel técnico, los carros alemanes de 1939 no eran muy diferentes del de otros países europeos. La espina dorsal de las unidades panzer las conformaban los modelos PzKpfw I y PzKpfw II (a partir de ahora, sencillamente Panzer I y Panzer II). Estos dos modelos conformaban las tres cuartas partes de los tanques alemanes de 1939.
El Panzer I había sido diseñado según las doctrinas de antes de Guderian: el carro blindado tenía como misión principal destruir a la infantería enemiga. Por ello, el Panzer I fue equipado únicamente con dos ametralladoras pesadas de 7,92 mm. Fue durante la Guerra Civil Española cuando se comprobó que la principal preocupación de un tanque no era la infantería sino otros tanques. Los Panzer I empleados por el bando nacional sufrieron fuertes pérdidas frente a los T-26 soviéticos del bando republicano. Aun así, el Panzer I se utilizó en combate entre 1939 y 1940 y como carro de entrenamiento posteriormente.
Las experiencias de la Guerra Civil y los requerimientos de las nuevas doctrinas de la Blitzkrieg llevaron al desarrollo del Panzer II, equipado con un cañón de 20 mm., capaz de enfrentarse con cualquier tanque de la época. En Septiembre de 1939 había 1.223 ejemplares de Panzer II en servicio, un número muy similar al de Panzer I.
Ya desarrollados pero aun no fabricados en masa, estaban los Panzer III y los Panzer IV. El Panzer III sería utilizado masivamente en la campaña de Francia de 1940 y se convertiría en la punta de lanza de las divisiones panzer hasta 1942. Junto a estos carros había otros como los carros checos PzKpfw 35(t) y PzKpfw 38(t), de tipo ligero y que, irónicamente, serían usados en Normandía en una fecha tan posterior como 1944.
Técnicamente, estos carros eran muy similares a los de sus contrapartes. La auténtica ventaja alemana en estos primeros momentos de guerra vino dada por el entrenamiento superior y las innovaciones tácticas. Cuando Alemania pudo producir por fin tanques técnicamente muy superiores, la guerra se había transformado en una mera cuestión de números y de capacidad industrial. En 1942 Gran Bretaña produjo 4.000 tanques más que Alemania. Ese mismo año EE.UU. produciría 20.900 más. Aun así, los tanquistas alemanes demostraron superar en capacidad y entrenamiento a sus enemigos durante toda la guerra
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