Jueves, 7 de Septiembre de 1939

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FRENTE OCCIDENTAL: Con las primeras luces del día, el VI Ejército Francés inicia una ofensiva limitada en el sector del Sarre: 11 divisiones de infantería francesas avanzan solamente 32 kilómetros en territorio alemán, sin que la Wehrmacht presente resistencia. Pese a lo limitado del ataque, este pone de manifiesto las deficiencias francesas en cuanto a logística y transporte, y lo lenta que está resultando la movilización general. El VI Ejército Francés mantendrá sus posiciones en espera de realizar una ofensiva mucho mayor el día 17, ofensiva que no llegará a realizarse. Pese a algunos primeros momentos de auténtico pánico en el OKW, los alemanes deciden no lanzar ningún contraataque ni oponer resistencia por el momento.


POLONIA: Guderian lanza al ataque a su XIX Panzerkorp contra la posición fortificada polaca de Wizna, en el noroeste, con objeto de flanquear la línea defensiva del río Narev. Los combates serán muy intensos pese a la inferioridad numérica polaca (380 panzers frente a 720 soldados polacos bien parapetados). Ante el ataque de Guderian, los polacos deciden retirar sus líneas hasta el río Bug, todavía más al sur. Con todo, los avances alemanes en el norte de Polonia se han encontrado mayor resistencia de la esperada, y van con un poco de retraso respecto a los planes previstos. Es lógico, dado que es en el norte donde los polacos concentraron el grueso de sus fuerzas, ya que creían que de allí vendría el ataque principal alemán.

En el Báltico, la base polaca de Westerplatte se rinde durante la tarde. El enclave donde hace una semana comenzó la guerra ha resistido durante una semana al brutal ataque alemán, y solo la falta de munición ha obligado a los polacos, dirigidos por el General de Brigada Sucharki (en la foto mientras se rinde) y el Mayor Dabrowski, a entregarse. Durante los siete días de furiosos combates, han muerto unos 200 alemanes. De los 200 polacos que defendían la base, han caído 53.


Consciente del riesgo que corre Varsovia, el Alto Mando Polaco, con el Mariscal Rydz-Smigly a la cabeza, abandona la capital y se traslada a Brest-Litovsk. Aunque lógica en el sentido más evidente de proteger al mando, la decisión resulta ser un error, ya que Brest-Litovsk carece de las comunicaciones necesarias para mantener al Alto Mando en contacto con sus cada vez más desperdigadas fuerzas.

BERLIN: Hitler, que ha regresado del frente polaco, se reúne con el Almirante Raeder, comandante de la Kriegsmarine, y el Almirante Doenitz, jefe del arma submarina. Hitler prohíbe expresamente el ataque a buques neutrales, y a cruceros de pasajeros incluso enemigos, con vistas a evitar escándalos internacionales. Se acuerda un plan de construcción de submarinos a “largo plazo” (todavía Hitler cree que la guerra acabará cuando caiga Polonia): 7 en 1939, 45 en 1940 y 120 en 1941. Doenitz lo considera insuficiente y exige la botadura de 25 U-Boote al mes.

En otro orden de cosas, Hitler firma un decreto que castiga con la muerte a aquellos alemanes que “amenacen el poder defensivo del pueblo alemán”, es decir, a todos aquellos que realicen actividades derrotistas o se manifiesten públicamente contra el gobierno nazi. Otro decreto ordena a la Wehrmacht permanecer al margen de las actividades represivas de las SS, ya que empiezan a llegar a Berlín las primeras quejas de oficiales alemanes sobre el trato dado a prisioneros, civiles y judíos polacos. Reinhard Heydrich, jefe de la SD, la policía de las SS, ordena la "eliminación de la clase intelectual polaca." Se elaborarán listas con los nombres de políticos, académicos, sacerdotes y artistas para su posterior ejecución a cargo de las SS.

El Ministerio de Propaganda informa que el crucero de pasajeros Bremen ha conseguido burlar el bloqueo británico y ha llegado sano y salvo al puerto de Murmansk (URSS) procedente de Nueva York.


LONDRES: Comienza a organizarse la British Expeditonary Force (BEF), el cuerpo británico que deberá combatir en Francia. Lord Gort, hasta ese momento Jefe del Estado Mayor Imperial, es nombrado su comandante. El General Ironside sustituye a Lord Gort en su puesto de Jefe de Estado Mayor. Durante la noche, la RAF lanza dos oleadas de bombarderos contra la isla de Sylt, en el Canal de Kiel, sin demasiados resultados.

En otro orden de cosas, entra en vigor en todo el Reino Unido la obligatoriedad de portar una tarjeta de identificación personal. Será la primera y última vez que los británicos se vean obligados a ello. Para dar ejemplo, el rey Jorge VI es el primer británico que la obtiene. La medida, aunque considerada desagradable por los siempre individualistas británicos, es generalmente aceptada por la población civil como un mal necesario, en especial por el temor a una quinta columna alemana dentro de Gran Bretaña.

5 comentarios:

Cayetano dijo...

Según nos cuentas ya veo que el Führer va tomando posiciones duras contra pacifistas propios y contra los intelectuales polacos. Un "muera la inteligencia" al estilo de Millán Astray.
Curioso el "DNI" británico que también nos traes.
Un saludo.

Manuel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Manuel dijo...

Parece ser que ya a principios de la guerra los oficiales alemanes vieron con malos ojos las "actividades" de la SS. Me parece este un punto muy interesante.

Sila dijo...

Pues sí, Manuel. No se puede meter en el mismo saco a la Wehrmacht, soldados que combatían por su pais, y a las SS. Incluso dentro de las Waffen SS, las unidades combatientes, muchos solo eran jóvenes idealistas que creían que luchaban contra el comunismo y el judaismo. Los peores, como suele pasar, eran los nazis que jugaban a ser soldados en la retaguardia. Esos fueron los asesinos y los criminales, que a la larga traicionaron a sus compatriotas que, a pesar de todo, seguían luchando en los frentes de batalla.

Manuel dijo...

Eso es una cosa que siempre he pensado que ha sido una "injusticia" hacia el conjunto del pueblo alemán. Cierto es que parte de la población alemana, independientemente de que fuera militar o civil, vio con malos ojos al judio, pero fue más, creo yo, por la labia del "dios" Hitler y por la impotencia por la economía del país (a alguien había que echarle la culpa, por decirlo de alguna manera) que por simple "odio". El ejemplo más claro es el ejército, como bien ocurrió el dia 7 con los oficiales.

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