Jueves, 30 de Noviembre de 1939

FINLANDIA: A las primeras horas del día, un fuerte ataque de artillería preludia la invasión de Finlandia por parte del Ejército Rojo. La que será conocida como Guerra de Invierno ha comenzado.

Por el lado soviético, el Ejército Rojo cuenta con unos 450.000 hombres (las cifras exactas son difíciles de concretar, máxime cuando los propios mandos soviéticos las desconocían con exactitud), agrupados en 28 divisiones. Junto a estos hombres se encuentran 3.800 aviones de diverso tipo, 3.000 carros blindados y 900 cañones. El plan soviético, diseñado por el Mariscal Kliment Voroshilov, se basa en cuatro ejes de ataque. El 7º Ejército (compuesto por 9 divisiones de infantería, un cuerpo acorazado y dos brigadas de tanques) lanzará el ataque principal: desde el norte de Leningrado, su misión será romper las defensas finlandesas del Istmo de Carelia y tomar la ciudad de Viipuri. El 8º Ejército (6 divisiones y una brigada acorazada) dará cobertura al 7º Ejército desde el norte, en el área del Lago Ladoga. El 9º Ejército (4 divisiones) y el 14º Ejército (3 divisiones) lanzarán sendos ataques contra las regiones más noroccidentales de Finlandia. El mapa ayuda a comprender el plan soviético.

Por parte finlandesa, las cifras son comprensiblemente mucho menores que las del Ejército Rojo. Los finlandeses cuentan con 180.000 hombres (150.000 según otras fuentes) agrupados en 9 divisiones. En el momento de empezar la contienda, su fuerza aérea no puede competir ni de lejos con la soviética, ya que apenas cuenta con 100 aparatos anticuados. Pero las cifras no deben de engañar. Aunque inferiores en número y en esos momentos en equipamiento (más adelante la compra al exterior compensaría algo las cosas), los finlandeses cuentan con un entrenamiento extraordinario, el conocimiento de un terreno extremadamente difícil y la tenacidad de unos soldados conscientes de lo que se jugaban en esta guerra. El mando finlandés recae en el Mariscal Mannerheim, de 72 años y nombrado inmediatamente por el gobierno Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. Mannerheim, veterano de la Gran Guerra, es un estratega muy capaz. Su plan consiste en tratar de concentrar sus fuerzas en el Istmo de Carelia, eje principal del avance soviético. Para ello, sus fuerzas se retirarán de la frontera a una serie de fortificaciones que será denominada la Línea Mannerheim, destinada a convertirse en un infierno para los soviéticos. Fuera del Istmo, los finlandeses despliegan fuerzas muy menores: el IV Cuerpo de Ejército en el Lago Ladoga y el Ejército del Norte de Finlandia formado a toda prisa por milicianos, policías y guardias fronterizos.

Los primeros combates comienzan conforme los rusos avanzan en los cuatro ejes antes comentados. Aunque en general los finlandeses se repliegan conforme a los planes de Mannerheim, no por ello dejan de luchar. Hace su aparición un arma sencillísima que provocará enormes quebraderos de cabeza a los tanguistas de todas las naciones durante la Guerra: el cóctel molotov. Formado por una botella llena de gasolina y un trapo que actúa como mecha, el cóctel molotov empieza a ser utilizado por los finlandeses para detener los tanques soviéticos, provocando las primeras bajas entre los carros soviéticos. (Para ser justos, el cóctel molotov pese a su nombre no lo inventaron ni rusos ni finlandeses, sino los nacionales durante la Guerra Civil Española que lo utilizaban contra los carros soviéticos republicanos). En la retaguardia, la aviación soviética bombardea Helsinki y Viipuri sin que los aparatos finlandeses muestren oposición.

En cuanto a la reacción internacional, varía tremendamente pese a que el sentimiento general es de apoyo a la agredida Finlandia. Los países escandinavos (Dinamarca, Suecia y Noruega) van declarando su neutralidad entre hoy y mañana, pese a las promesas de ayuda que realizaron el pasado Octubre a Finlandia durante las negociaciones. En Francia y Reino Unido la prensa y los políticos declaran su apoyo a Finlandia. En Alemania la prensa pasa un tanto de puntillas sobre el asunto, aunque conforme pasen las semanas su visión se irá haciendo pro-finlandesa. El gobierno del Reich, conforme a sus acuerdos con la URSS, declara su neutralidad en el conflicto. En Estados Unidos, la prensa y la opinión pública se lanzan en contra de los soviéticos en tanto el gobierno opta por una línea más moderada.

Caricatura estadounidense: el villano Stalin ataca a la "damisela" Finlandia.

MOSCÚ: En un intento de provocar una sublevación interna de los elementos comunistas fineses, el Ministerio de Exteriores Soviéticos anuncia la creación de un Gobierno Popular Finlandés presidido por Otto Kuusinen, un exiliado comunista que ha trabajado para el KOMINTERN. Mañana, ese gobierno será constituido de manera “oficial”.