Jueves, 23 de Noviembre

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ATLÁNTICO NORTE: Primer combate naval entre buques de superficie armados en esta Guerra (los buques mercantes hundidos por el Graf Spee y el Deutschland no cuentan por no estar armados). El crucero de batalla Scharnhorst y su gemelo Gneisenau partieron el pasado Martes 21 al Atlántico Norte para sumarse a la campaña contra el tráfico naval británico y para dar apoyo a un mercante alemán averiado que navegaba rumbo a casa.

Tras dos días de inactividad los buques alemanes navegaban hoy entre las islas Feroe e Islandia. Al llegar el mediodía los marineros del Scharnhorst avistaron un barco; resultó ser un pesquero islandés y fue ignorado. Pero a las 15:30 el buque germano, capitaneado por Otto Ciliax, encuentra otro buque, pero esta vez es británico. Resulta ser el HMS Rawalpindi, un mercante de 16.600 toneladas, que fue confiscado por la Royal Navy poco antes de la guerra, armado con cuatro cañones de seis pulgadas y enviado a patrullar el Atlántico Norte. El buque británico estaba mandado por Edward Coveley Kennedy, quien en cuanto detectó al Scharnhorst y al Gneisenau ordenó informar al Almirantazgo, mientras trataba de huir utilizando un iceberg cercano como protección.

El HMS Rawalpindi, buque mercante armado por la Royal Navy


A las 15:45 los dos cruceros alemanes dispararon varias salvas de advertencia para intimidar al Rawalpindi, pero al no recibir respuesta, el Scharnhorst disparó contra el buque inglés. El primer impacto cayó sobre el puente del Rawalpindi, matando a buena parte de la tripulación. El capitán Kennedy sobrevivió y ordenó responder al fuego. El combate no duró demasiado. El Scharnhorst lanzó otras once salvas contra el Rawalpindi, hasta que a las 16:00 este explotó y se hundió. 238 marineros británico murieron, mientras que otros 38 fueron rescatados por los alemanes.

Pero los alemanes tienen poco tiempo para saborear la victoria. Alertados por el Rawalpindi, los acorazados Newcastle y Delhi y los cruceros Norfolk y Suffolk se dirigieron hacia el escenario con la misión de hundir a los buques germanos. Los cruceros de batalla de la Kriegsmarine, conocedores de que habían sido detectados, pusieron de inmediato rumbo hacia Alemania. Su primera salida al Atlántico había terminado pronto.




GRAN BRETAÑA: Y mientras en el Atlántico Norte se lucha a cañonazos, en las costas inglesas los británicos tienen que enfrentarse a la menos “gloriosa” guerra de las minas. Hoy, el Primer Lord del Almirantazgo Winston Churchill ordena que sea capturada como sea una de las minas nazis Mk I GA para que sean estudiadas. Un equipo de ingenieros del ejército, liderados por el Teniente John Ouvry consigue hoy desactivar una de las minas que lanzó ayer la Luftwaffe en el Estuario del Támesis. El ingenio será desmontado y enviado a los laboratorios de la Royal Navy en Portsmouth, donde será analizado.


BERLIN: Hitler reúne a dos cientos altos oficiales del Heer, la Luftwaffe y la Kriegsmarine con la excusa de una charla política. En realidad, Hitler realiza un discurso tratando de convencer al generalato alemán de la necesidad de invadir Francia mediante el plan Fall Gelb. Al terminar, charla con algunos altos oficiales y les comenta que “…esta será la última guerra que Alemania libre con Francia, puesto que la aplastaré reduciéndola a polvo. Lo veo venir claramente…”.


POLONIA: El Gobernador General Hans Frank ordena que todos los judíos polacos mayores de diez años deberán llevar un distintivo que los identifique como tales consistente en una estrella amarilla cosida a la ropa y la palabra “judío” escrita en hebreo.


2 comentarios:

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

un mercante por muy armado que fuera no era rival para dos buques de guerra...

Cayetano dijo...

Parece que Hitler tenía razón en lo referente a que ésta iba a ser la última guerra contra Francia; pero no porque la fuera a reducir a polvo como él quería, sino porque tiempo después, una vez acabada la contienda, se iba a dar la reconciliación franco- alemana... hasta hoy.
Un saludo

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