Miércoles, 10 de Enero de 1940

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FINLANDIA: Tras unos días de relativa calma, la actividad bélica se reactiva en el frío país nórdico. En el norte de Finlandia, los fineses lanzan un ataque contra la 122ª División Soviética, que se ve obligada a replegarse de la tan disputada localidad de Salla. En el Ladoga, las vanguardias del IV Cuerpo Finlandés lanzan un exitoso ataque que consigue romper las líneas rusas en Pitkränta e interrumpir las rutas de abastecimiento soviéticas en el sector. Como resultado de este ataque, la 168ª División Soviética queda enconada en la zona de Kitelä. El temor a que otra división soviética vuelva a quedar cercada es patente en el alto mando del Ejército Rojo. En otro orden de cosas, dos periodistas extranjeros se implican a partir de hoy de manera directa en la contienda. La primera es la fotógrafa estadounidense Mabel Bonney, de la revista LIFE, que llega hoy a Finlandia como corresponsal de guerra y cuyo trabajo servirá para acercar el conflicto a Estados Unidos y Europa Occidental. El segundo es el alemán Otto von Zwehl. Von Zwehl, corresponsal alemán en Finlandia que llevaba semanas cubriendo la guerra, decide alistarse como voluntario en el Ejército Finlandés. Cuando Hitler se entera de ello, teme un conflicto diplomático con sus (por ahora) tan necesarios aliados soviéticos. El Führer ordena que el periodista germano sea privado de su nacionalidad y destituido de sus cargos.



BÉLGICA: Mechelen sur Meuse es un tranquilo pueblo belga a orillas del Mosa. El frío invierno transcurre apacible para los habitantes del pueblo, ajenos a los avatares de la guerra. Pero hoy, un incidente altera la apacible vida de Mechelen. A las 11:30, una avioneta alemana Me 108 realiza un aparatoso aterrizaje de emergencia. Los dos tripulantes son dos oficiales de la Luftwaffe: el Mayor Erich Hoensmanns, comandante del aeródromo militar de Loddenheide, y el también Mayor Helmut Reinberger, oficial de suministros de la 7ª División Paracaidista. Ambos oficiales se dirigían desde Loddenheide a Colonia para asistir a una reunión relacionada con el próximo ataque a Occidente, pero una tormenta inesperada los obligó a desviarse y acabaron estrellándose en la neutral Bélgica.


De inmediato, los dos oficiales nazis son capturados y arrestados por los belgas. Durante el interrogatorio, que tiene lugar en la propia Mechelen, los alemanes tratan de destruir los documentos que portan. Hoensmanns pregunta a uno de sus guardias si puede ir al baño, a lo cual recibe autorización. Mientras se levantaba, el oficial de la Luftwaffe empuja a uno de sus guardias y lanza los papeles contra una estufa. Los belgas reducen a Hoensmann y consiguen rescatar la mayor parte de los documentos. Los papeles son, ni más ni menos, que los planes detallados para Fall Gelb, la invasión de Francia y los Países Bajos. La lógica nos dice que desvelados los planes alemanes, los aliados se prepararían para la acometida germana. Pero la realidad es distinta. Cuando los oficiales de inteligencia belgas analizan los documentos, llegan a la conclusión de que son falsos. Pese a los reiteradas señales de que Hitler trama algo, los belgas deciden ignorar los documentos, creyendo que todo forma parte de un engaño alemán para provocarlos, lo cual, visto los antecedentes de Hitler, no era nada descabellado. En todo caso, una ocasión histórica es perdida.



BERLIN: En el OKW no hace tanta gracia el incidente de Mechelen. Durante la mañana, y antes de que se conozca el accidente de la avioneta, el OKW se reúne con Hitler. El Führer, ordena iniciar Fall Gelb el próximo 17 de Enero. Sin embargo, cuando la noticia de que los dos oficiales de la Luftwaffe han sido capturados en Bélgica y con ellos los valiosos documentos llega a Berlín estalla el pánico entre la oficialidad germana. Hitler es informado por la tarde, y ordena de inmediato al personal de sus embajadas en Bélgica y Holanda que averigüen que ha ocurrido con los documentos. La ofensiva contra Occidente está ahora en el aire.



LONDRES: Los ferrocarriles británicos informan de numerosos retrasos debido a los apagones obligatorios y al transporte militar. Precisamente, en Berlín, la capital enemiga, los ferrocarriles alemanes limitan el tráfico de pasajeros civiles a favor del militar.


BATALLA DEL ATLÁNTICO: El mercante inglés Upminster de 1.013 toneladas es hundido por el ataque de un avión de la Luftwaffe.

3 comentarios:

Cayetano dijo...

¿Cómo es posible que los belgas no reaccionasen ante los documentos pillados a los militares alemanes? ¿Cómo es posible que creyeran en una maniobra de provocación si hubo un accidente por medio que se supone que no fue simulado? Grandes incógnitas.

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

A cojón visto macho seguro... pero ¿como se puede ser tan lerdo?

Desorbitao dijo...

El suceso de "El hombre sin nombre" en las costas de Huelva también parecía un accidente, y de hecho los alemanes así lo creyeron...
Coincido con el castizo comentario de José Luis de la Mata Sacristán

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