Viernes, 5 de Enero de 1940

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FINLANDIA: A las 08:30, la 9ª División Finlandesa del Coronel Siilasvuo lanza su ataque principal contra la 44ª División Soviética en la Carretera de Raate. Los 11. 000 finlandeses se dividen en cuatro grupos de ataque, y lanzan su ofensiva siguiendo las tácticas que tan buenos resultados han dado: pequeños grupos móviles que golpean, se retiran y vuelven a atacar hasta romper las líneas enemigas, dejando después que tropas frescas continúen explotando las brechas abiertas. Pero la 44ª División, comandada por Alexey Vinogradov, se defiende bien. Saben lo que ya les ha ocurrido a otras unidades soviéticas cercadas, de manera que luchan con fiereza pese al frío y al cansancio. Además, han sido reforzados con el 4º Regimiento de la NKVD, sumando ahora más de 15.000 hombres y 44 tanques. Los combates alcanzan gran violencia, pero los finlandeses no logran hoy romper o cercar las líneas rusas. Pero no por ello los hombres de Siilasvuo cejarán en su empeño: la batalla continuará durante varios días más, alcanzando cotas de fiereza e intensidad que marcarán un antes y un después en la Guerra de Invierno.








En otros frentes, los rusos lanzan una nueva ofensiva masiva a lo largo de la línea Mannerheim. Pese a que consiguen algunas escasas ganancias en el sector de Summa, los ataques del 7º Ejército son detenidos. Ajenos a los campos de batalla y en una de esas oportunidades históricas perdidas, hoy los rusos podrían haber puesto fin a la guerra con Finlandia pese a las derrotas de su ejército. Cuarenta aviones soviéticos bombardean la localidad de Mikkeli, donde está instalado el Cuartel General Finlandés. Los cañones antiaéreos están congelados y no pueden disparar, de manera que los soviéticos bombardean a placer. Pese a que numerosos edificios son destruidos y las líneas telefónicas quedan interrumpidas durante varias horas, ningún general finlandés muere. El Mariscal Mannerheim, comandante en jefe, escapa sin un solo rasguño. Si hubiera muerto, muy probablemente el gobierno finlandés hubiera pedido un armisticio los días siguientes. Fuera de los campos de lo futuribles y de la propia Finlandia, la embajadora soviética en Suecia, Alexandra Kollontai, presenta una queja formal al gobierno sueco por el apoyo que está dando a Finlandia. Precisamente hoy, el primer contingente de milicianos suecos parte hacia Finlandia. Además, en un alarde de autoritarismo, la embajadora soviética protesta por el apoyo de la prensa sueca a la causa finlandesa. Una nota similar es presentada al gobierno noruego.


LONDRES: Cambios en el Gabinete Británico. Leslie Hore-Belisha, Secretario de Guerra, abandona el gobierno, tras haber manifestado durante las semanas previas su desacuerdo con la línea bélica y política trazada por el gobierno que preside Neville Chamberlain. La salida de Hore-Belisha, un peso pesado del gubernamental Partido Conservador, obliga a rehacer parte del gobierno. Oliver Stanley es designado para sucederlo. El puesto de Stanley, Ministro de Información, es cubierto su vez por Lord Reith. Reith, quien era Presidente de la Junta de Comercio (Ministro de Comercio), es sustituido por el empresario Andrew Duncan.

2 comentarios:

Cayetano dijo...

A estas alturas de la guerra, ya no sabemos si es peor la guerra o el invierno desatado en Finlandia. En todo caso, esos cañones antiaéreos que no pueden disparar al estar congelados son realmente significativos de las duras condiciones en que se libran los combates.

José Luis de la Mata Sacristán dijo...

Lo de las ofensivas a lo largo de toda la línea del frente se ve que era típico de los soviéticos... claro que a estas alturas ya tenían claro que esa guerra solo la podían ganar por avasallamiento inundando Finlandia de oleadas y oleadas de tropas, algo que los finlandeses no podían permitirse.

Lo de los cañones helados es espectacular... y nos quejamos de nuestra olita de frio de estos días....

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